Nuestra única recompensa es la aprobación del público, sea esta un aplauso... o un escalofrío.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Análisis espectral I: Slenderman

- Inicio hoy esta serie de análisis de las diversas criaturas que se cree que pueblan en secreto nuestro mundo, nuestras pesadillas o nuestra imaginación, de las cuales sólo hay una cosa que tendrán en común todas ellas: Inspiran miedo, temor o inseguridad a quien sabe de ellas.

Los presentes artículos que llevarán en común el nombre y su archivo en números romanos no pretenden ser un archivo pseudocientífico, sino ofrecer una mirada imparcial, crítica y en ocasiones escéptica acerca de las numerosas leyendas o mitos acerca de criaturas o lugares que inspiran miedo o temor a parte de las diversas personas que pueblan la tierra.

- Sin alargar mucho más esta breve presentación de la serie de análisis espectrales que comenzaremos hoy, doy paso a la primera ficha: Tratará sobre el Slenderman.




THE SLENDERMAN


"Esta entrada de blog no afirma ni desmiente lo que aquí se expresa, creer o no en ello corresponde a cada lector. Se pide seriedad y respeto tanto para las personas que crean en ello como para las que no. Los comentarios ofensivos serán eliminados con la mayor rapidez posible..."

- El slenderman es un mito que se originó a partir de otra criatura medieval llamada "Der Ritter", cuya procedencia se sitúa en la Alemania medieval. Representado como un esqueleto o una criatura ataviada con una armadura de caballero medieval, que podía estirar y transformar sus brazos para obtener armas o simplemente herramientas útiles. La leyenda le atribuye la culpabilidad de las numerosas bajas que solían sufrir los ejércitos de la época al atravesar zonas angostas y de densa vegetación, como bosques, selvas o zonas pantanosas. Nada más lejos de la realidad sabiendo los medios médicos y las enfermedades que acosaban a los soldados de la época.

Pero ya en el siglo XXI, el "Der Ritter" ha cobrado una nueva forma más acorde a nuestro tiempo, y los primeros reportes de su existencia datan esta vez de EEUU. EL Slenderman actual aparece ataviado con un traje negro elegante, sin rostro visible y manteniendo esa capacidad para multiplicar y transformar sus brazos en todo tipo de artilugios. Se le atribuyen los casos de desapariciones de personas o niños en bosques.

"Slenderman" en el sentido de la palabra se compone de dos palabras, "slender" que puede significar "rama", "árbol fino" o "delgadez", y "man", cuya combinación da lugar a una palabra referente a "hombre delgado" o "hombre-rama". Posiblemente atribuido el nombre por su capacidad para dividir sus brazos en delgados apéndices o tentáculos como si se tratase de ramas. Si bien en la edad media se le atribuían ataques directos y muertes violentas de soldados en zonas complicadas, con los medios de hoy en día se ha descartado esta cualidad (o quizá el propio Slenderman ha cambiado su modo de actuar), sustituyéndola por una serie de secuestros o desapariciones. Los más osados afirman que todas aquellas desapariciones cuyo desenlace suele dejar un cadáver horriblemente mutilado son obra del Slenderman, pero los que nos mantenemos en un término medio afirmamos que sólo aquellas en las que la víctima desaparece para siempre podrían ser atribuibles al Slenderman.

Como dato, la leyenda afirma que siente preferencia por zonas boscosas y por los niños, de manera que combinaciones de estos dos elementos supondrían un reclamo perfecto para el Slenderman, aunque existen imágenes que corroboran otras teorías, como que también le atraen zonas con niebla (incluso calles sin vegetación alguna), zonas muy deshabitadas o las personas de cualquier edad que viven solas y conocen de su existencia. Según este último dato, al leer el artículo ya te has convertido en un posible objetivo del Slenderman.

Las propias imágenes que muestro corroboran que no gusta de ser visto ni percibido en el momento de su aparición (como la mayoría de criaturas de este tipo), de manera que la mayoría de las personas que lo tuvieron cerca se dieron cuenta de su presencia posteriormente, a través de fotos o vídeos. Hay pocos casos en los que la persona en cuestión se haya dado cuenta al momento, uno de ellos es el conjunto de vídeos subidos al canal "MarbleHornets", teóricamente por un individuo que muestra vídeos en los que se puede apreciar al Slenderman con más o menos claridad. En mi opinión crítica, es perfectamente posible que esto se trate de un montaje, ya que en origen "Marble Hornets" era de hecho un proyecto diseñado por unos alumnos para recrear escenas de terror o en un intento de grabar algún fenómeno paranormal. Pero ya dije que la crítica no es el objetivo principal de esta serie, de manera que dejo al lector el link del canal de Youtube para que pueda juzgar por si mismo si las grabaciones son reales:

http://www.youtube.com/user/MarbleHornets

- Y siguiendo con el análisis, otra de las características que le atribuye la leyenda es la incapacidad que tienen las personas adultas para verlo. En el sentido estricto de la palabra, sólo podrían verlo niños o adolescentes de corta edad, y ancianos terminales.

Resulta sospechoso el hecho de que sólo personas cuya lucidez y sentido de la realidad sea cuestionable puedan verlo, pero aún así existen fotos (aparentemente no son montajes) que demuestran que podría existir. O bien podría ser simplemente un fallo de la cámara o un reflejo de alguien que pasaba por allí. Pero sin duda el hecho de que en todas las fotos el Slenderman reúna tantos rasgos en común es algo desconcertante. En adultos se sabe que existen ciertos signos de su presencia más difíciles de identificar, ya que no se captan por la vista. Técnicamente cualquier tipo de desorientación repentina, mareos, convulsiones o malestar de origen psicológico podrían ser indicios de la presencia del Slenderman. Especialmente si los sentimos mientras damos un paseo por zonas boscosas o en lugares de niebla densa.

- Por otro lado, se sabe que el Slenderman posee un signo propio. Una "marca" que es señal inequívoca de su paso por el lugar o de su llegada al mismo, especialmente si se dan las características adecuadas. Su signo se muestra en la imagen a la izquierda, consiste en una X dentro de un círculo. No debe confundirse con el símbolo skinhead de "la mira", ya que en nuestro caso la X siempre tendrá una forma de equis inconfundible, y estará siempre escrito el símbolo en tinta roja o negra. Es obvio que el lector piense que cualquiera puede haber escrito algo así, pero precisamente eso es lo más sorprendente: Para escribir el símbolo exacto debes conocer la leyenda del Slenderman, y si conoces de su existencia eres uno de sus objetivos, y puesto que este símbolo también suelen escribirlo las víctimas la probabilidad de error que da el azar se reduce considerablemente. No obstante seremos escépticos y mantendremos una postura intermedia, ya que siempre existe probabilidad de error.


- Y ya por último, ¿Qué ocurre con sus víctimas?
Dado el amplio marco de respuestas a esta pregunta, ofreceré la que más me convence de todas. Teniendo en cuenta que el Slenderman ha sido avistado en lugares totalmente distantes geográficamente por personas aisladas entre sí, doy como más válida la teoría de que existe más de un Slenderman (eso también explicaría los cambios existentes entre "Der Ritter" y su actual versión moderna, el "Slenderman"), y que el origen de un nuevo Slenderman se da a partir de sus víctimas, que desaparecen imbuidas por la atmósfera que crea el Slenderman. Son atraídas irremediablemente hacia él y este las cubre de oscuridad, renaciendo estas como nuevos Slenderman. Esto explicaría el hecho de que no vuelva a tenerse noticia de los desaparecidos pero si del Slenderman. Y es otra de las razones por las que anteriormente refutábamos los casos en los que los cuerpos reaparecían horriblemente mutilados, ya que existiendo cuerpo del delito el caso pasa a ser competencia de la criminología, con criminales de carne y hueso como presuntos autores: Deja de ser competencia de la Parapsicología, rama que nos ocupa.


- Y con esto damos por finalizado este análisis. Gracias por su tiempo.
Creer o no en lo que exponemos es problema del lector ahora...

domingo, 28 de agosto de 2011

La Mina


- Nunca pensé que algo así podría suceder, pero lo vi con mis propios ojos aquel atardecer de Agosto. Cerca de mi ciudad existen unas minas abandonadas desde hace más de un siglo, ocultas entre la maleza y en plena ruina. Cuenta la leyenda que aquella mina se clausuró a causa de la guerra civil, cuando fue bombardeado el campo minero y algunos trabajadores quedaron sepultados, otros heridos y el lugar dejó de ser seguro. Ante la opinión pública se decía que se había acabado el mineral, pero desde aquel ocaso creo más en esta leyenda.


Todo comenzó cuando mi primo Pedro me comentó la idea de ir a visitar las ruinas del campamento minero al atardecer. Como no está muy lejos de mi casa, decidí ir con el, no sin antes decirle que si pasaba algo seria culpa suya. Entonces Pedro me dijo "¿Tienes miedo?", y aprovechando mi orgullo consiguió convencerme de aquella idea. Me arrepentiría toda mi vida de aquello.

Esperamos a que el sol empezase a tornarse anaranjado y emprendimos nuestro camino, aproximadamente a un par de kilómetros de mi casa encontramos las minas. No son difíciles de buscar, el camino las atraviesa por el centro. Llegamos al lugar cuando el sol ya se estaba poniendo, apenas quedaba un hilo de luz entre las montañas que rodeaban el valle. Nada más llegar tuve una sensación rara, similar a cuando alguien te pasa las uñas por la espalda, pero sólo era el viento. Aunque me recorrió un escalofrío. Esperamos un rato en silencio, mi primo estaba deseoso de oír algo, de obtener algún indicio de dónde debía buscar para saciar su macabra curiosidad.

Por nada del mundo me habría salido del camino central y me habría adentrado en las cercanías de las bocas de las minas, pero al ver que no pasaba nada y era prácticamente de noche, mi primo decidió salir del camino y buscar en las ruinas de los edificios abandonados. Encendió la pantalla de su teléfono móvil y me dijo "¿Me acompañas?". No sé porque razón le dije que no, supongo que el miedo era ya demasiado intenso permaneciendo en el camino que suponía seguro.

Se despidió de mi con un "Tu te lo pierdes" y entró en el edificio. Me quedé sólo.

"No pasa nada, aquí no hay nadie, relájate" son las palabras que me repetía a mi mismo para tranquilizarme. Entonces empecé a oír un leve crujido, como de hojas secas. Me giré y no vi a nadie, aunque realmente ya estaba la noche cerrada y poco se podía ver. El crujido se hizo más fuerte, sonaba más bien a ramas secas tronchándose esta vez. No lograba localizar la procedencia del sonido, pero sabía que estaba allí, en alguna parte. Se fueron añadiendo crujidos, sonaban en algún lugar y cada vez eran más desagradables. Aquello ya no parecían ramas tronchándose.

Estaba al borde de un ataque de nervios, cerré los ojos e intenté relajarme. "Es sólo tu imaginación, no hay nada ahí". Nunca debí abrir los ojos después de pensar aquello, porque lo que vi supera con creces cualquier cosa que puedas imaginarte.

Allí estaba, inmóvil frente a mi, un hombre con un mono de trabajo y un casco de obrero. Al otro lado del camino, callado e inmóvil. Las palabras se me atoraron en la garganta. Miré a su alrededor y alcancé a distinguir al menos seis sombras más, todos parecían ataviados de manera similar, aunque sólo logré distinguir sus siluetas recortadas en la noche.

No articulaban palabra, sencillamente estaban frente a mi, pero tampoco parecían verme. Entonces uno empezó a moverse, parecía cojear de una pierna, y le siguieron los demás. Empecé a oír crujidos de nuevo, pero esta vez sabía de dónde provenían. Provenían de aquellas personas, pero no del suelo, sino de ellos mismos. El último que se movió para seguir a los demás fue el que estaba más cerca de mi, el primero que vi. Fue ahí cuando realmente me horroricé al comprobar la forma de sus articulaciones. Cuando estaba parado su silueta era claramente humana, pero cuando se empezó a mover, pude ver horrorizado como sus piernas se flexionaban por tres lugares diferentes mientras el sonido del crujido se hacía mucho más evidente. Cojeaba, como todos los demás, pero esta vez entendí la relación entre ellos y el crujido.

Eran sus huesos rotos y no ramas lo que crujía. Se perdieron en la oscuridad poco antes de que volviese mi primo, visiblemente decepcionado. "Aquí no hay nada, ¿has visto tu algo?".

"No, no he visto nada". No importa, nadie creería la verdad de lo que vi aquella noche. Volvimos a pié de allí, aunque todo el camino estuve muy nervioso. El propio crujido de mis pisadas me daba escalofríos. Aquello debía haber sido producto de mi mente, ¿no?.

Nunca lo supe con certeza.


Han pasado tres años desde aquel suceso. Tengo fobia a los crujidos, sean del tipo que sean. Escribo esta historia con la esperanza de que contar mi experiencia de manera anónima me sirva para alcanzar la paz conmigo mismo y poder al fin descansar sin sobresaltos...